Stavanger

5 de Junio 2017                 

                             

Ciudad que te quita el sueño, es preciosa tanto por sus fiordos, montañas y la propia ciudad. Decir que la limpieza de las calles es algo que se lo toman los noruegos muy en serio. Cuando comparas con España, es cuando te das cuenta que estas personas nos llevan años luz en muchos detalles.


Vista desde el buque de parte de la ciudad.
Nos levantamos a las 7:30, ya que este día teníamos la excursión al famoso Púlpito, un saliente en las montañas con su parte alta plana, a una altura de 604 metros sobre el nivel del mar, es una de las atraciones más visitadas de esta población.

Vista del fiordo Lysefjorden desde el Púlpito.
Esa noche, el barco se movió bastante, ( al menos para mí, que me tenía que tomar de vez en cuando la Biodramina contra el mareo) después, con el paso de los dias, descubrí que se movía más por las mañanas cuando hacía la maniobra de atraque antes de llegar al puerto.

Desayunamos, y cogimos unos Sandwichs para comer en la montaña. La organización de estas excursiones, perfecta, nos agruparon en el teatro del buque y nos daban unas pegatinas con el número del bus que teníamos que coger, saliendo siempre en el orden que nos comentaban.

Ya, logicamente antes de hacer el crucero, habíamos leido todo lo referente a esta y otras excursiones, por lo tanto estábamos supernerviosos. Después de 50 minutos de trayecto en bus, cogimos un ferry cuyo trayecto dura 10 minutas, para enlazar con la carretera que nos llevaría al fiordo Lyse ( significa Luz).

A las 12 de la mañana empezamos a encaminarnos por el sendero que como sabíamos de antemano era muy abrupto y empinado.

Principio del sendero.
Todo estaba planificado, la guia, nos informó que se tardaba 1 hora y 50 minutos en subir al Púlpito, allí, arriba no podíamos estar más de 20 minutos y la vuelta, se tardaba dos horas en bajar por la dificultad y la altura de los escalones artificiales que  segun nos dijeron, toda la subida.  estaba diseñada por unos especialistas Sherpas.

Decir, que el recorrido de ida eran unos 4 km, pero en condiciones a veces muy duras, tanto de subida como de bajada, aunque cada año, ese camino o hacen más 80.000 personas, entre ellas, niños y personas de avanzada edad. pero a final... el paisaje que vemos ante nosotros hace que se nos olvide la paliza que nos hemos pegado y que pensemos que ha merecido la pena.

Para que os hagáis una pequeña idea, os muestro fotos del recorrido aunque en la realidad cambia bastante.









Ya, desde la toma de esta última foto, se divisaba el fiordo, lo que nos hacía presagiar que pronto estaríamos pisando la plataforma del Preikestolen cuya base tiene unas medidas en cuadrado de 25 x 25 metros.



La típica foto de los menos atrevidos, sentados e inclinados en contra del vacío, es que...600 metros en penpendicular totalmente es como para lo mismo.

Nunca pensé, que María fuese capaz de hacer lo que hizo, me llamó y al girar la cabeza... allí estaba ella, tendida al filo de tan gigantesco monstruo. para no ser menos.. yo, tuve que imitarla, jejeje.





Allí, ves de todo, gente que se atreven a colgarse con los piés al vacio y otros en plan espiritual practicando yoga o alguna postura de Taichí.

Cada año, miden el cuadrado y al parecer va cediendo, lo que algún día, terminará con caerse al fiordo. Dice una leyenda, que esto ocurrirá cuando allí se casen 5 hermanos con 5 hermanas.

De hecho, hay una enorme grieta que divide la roca del resto de la montaña, podeis ver a María haciendo gala de su valentía dejando la grieta entre sus piernas.



Impresionante, imágenes que tendrás siempre en el recuerdo, decir que el tiempo nos acompañó bastante y pudimos hacer el trayecto (peligroso en muchas ocasiones por falta de seguridad total) sin complicaciones meteorológicas.
 Al final del relato, pongo un enlace con todas las fotos de este día.

Cómo estaba planificado, a las 16 horas partió el autobus a coger de nuevo el ferry y llegar al barco en un recorrido de 50 minutos.

A las 6 de la tarde, estábamos en el camarore, ducha y a por unas cervezas frescas que estábamos secos. En esta ocasión, escogimos el bar de la cubierta 11, estuvimos sentados tranquilamente Maria y yo, viendo como el buque partía con dirección a Haugesund.




Por la noche, despues de cenar, seguimos la marcha, cervezas, mojitos en la planta 14 la mas alta del Monarch, un Pub circular con ventanales que puedes divisar todo en 360 grados.




Foto del Buque Monarch navegando.
En esta foto, a popa, podéis ver el Pub a que hago referencia.

Al siguiente día, no teníamos que madrugar, ya que el próximo puerto era Haugesund y la visita a la ciudad la hacíamos por nuestra cuenta sin excursiones.


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