Etapa Sarria - Portomarin

Primera etapa

17 de Octubre 2017

 Etapa 27 del denominado Camino Francés, para algunos, como en nuestro caso es la primera ya que dista más de 100 km a Santiago. Km a la etapa siguiente, PortomarÍn 22.4 Kms.

Sobre las 7:30 nos levantamos, dejamos nuestro coche en un aparcamiento junto a un supermercado y fuimos a desayunar, llovía, chispeaba bastante y por tal y como estaba el suelo, había llovido casi toda la noche.


Aún no había amanecido del todo, cuando emprendimos el camino, cruzamos el pueblo y empezamos a ver nuestros primeros mohones con la señal del camino.

Durante una hora, estuvo chispeante, por lo que tuvimos que echar mano a nuestros ponchos para protegernos.


Por el camino, nos vamos encontrando varias aldeas muy pequeñas con vaquerizas y arreos para el ganado, abundad los Hórreos que son unas despensas exteriores en alto para guardar aislados productos para consumir los animales y leña, maíz, etc.

Hórreo
Abundan pequeñas iglesias románicas y mediavales que a pesar de los años casi todas están en muy buenas condiciones.


Esta es la iglesia de Santiago de barbadelo. Junto a las iglesias del camino, se encuentran los cementerios, que por cierto, nos llamó mucho la atención al estar en plena calle sin cerramiento y y nadie que los guarde.


Justo en esta iglesia, sellamos por segunda vez nuestra credencial de peregrino, el primer sello nos lo pusieron en la Pensión La Estación en Sarria.


Este es el interior del cementerio de Barbadelo al otro lado de la iglesia, sin puertas y en plena calle.

El primer municipio, aldea o concelo que nos encontramos fue Vilei, ya habíamos hecho 3,5 km desde que salimos, una pequeña aldea con varias casas, un albergue para peregrinos y poco más.


Son muchos los sembrados de calacazas por el camino
Pasamos Barbadelo Km. 4,5, Rente y Mercado da Serra, a unos 10 minutos, nos encontramos una fuente, seca, con un pequeño recuerdo al Xacobeo 93 con su mascota Pelegrin.


Ya habíamos hecho 6,5 km, eso marcaba nuestro navegador, un poco más adelante, pasamos por Leiman, después venía Peruscallo.



Ya había dejado de llover, las imágenes eran espectaculares a pesar de la sequía que estábamos padeciendo, bosques de robledales y castaños, de rastrojo los helechos que amarilleaban por la falta de la humedad que acostumbra a ver en Galicia y más en estas fechas del año.



Llanuras de grandes cercados de piedra donde pasta el ganado vacuno, en las orillas de estas cercas, a veces perales sembrados como delimitadores del terreno.

Pasamos por Corniñas, Mojón, Lavandera y llegamos a Brea allí vemos el mojón que indica que quedan nada mas y nada menos que 100 Kms. para Santiago.

Lastima que se lleven las placas de los mohones donde indica los Kms, que queda a la plaza del Obradoiro.

La próxima parada era Morgade, allí pensábamos parar a cambiarnos la camisa sudada, descansar un poco y refrescarnos con esa Estrella de Galicia que nos estaba enamorando. Ya estábamos en pleno ecuador del camino.


Peregrinos descansando

Venta Morgade a pié de camino
Los siguientes poblados eran Ferreiros y Mirallos que como los anteriores y todos los que nos encontrábamos por el camino, no pasaban de 80 habitantes ninguno de ellos.


En Ferreiros hay también un albergue, es decir que el que no pueda andar mucho, no tiene problemas durante el camino, se puede quedar a dormir en bastantes albergues que existen durante todo el trayecto del camino.




Lugares que a primera vista nos parecía que estaban desiertos y practicamente estaban todos ocupados.




Antes de llegar a Vilacha, Km. 20 de la etapa ya se divisa de lejos Portomarin, empieza una bajada que se convierte en un tramo duro para las rodillas.



En muchas poblaciones, los lugareños montan su chiringuito propio donde te ofrecen conchas, bastones, refrescos y agua.




Ya se dejaba ver el puente sobre el río Miño, la bajada había sido muy dura después de llevar 22 km en lo alto, pero por fin, cruzando los 350 mts. que tenía el puente ya habíamos llegado a nuestra meta.



También el Miño sufre la sequía de este año. a mana izquierda, se puede observar los restos que asoman sobre el poco agua del antiguo pueblo de Portomarín.



Esta gran escalinata que se nos pone delante entre el río y el pueblo, no tenemos más remedio que subirla, es el premio que nos tienen preparado como fin de etapa.


Nos dirigimos al centro del pueblo, donde nos encontramos con una gran plaza y frente a ella, la Iglesia fortaleza de San Nicolás, que la trajeron piedra a piedra desde el antiguo pueblo que ahora está bañado por el embalse de Belesar.

En la misma plaza, encontramos el bar restaurante "Posada del Camino", allí mismo almorzamos en la terraza y cogimos habitación para pasar la noche.


Después de un buen caldo gallego que se hizo nuestro aliado todo el viaje, nos pusieron unos suculentos segundos platos acompañados de ese ribeiro tinto de la casa que nos gustó tanto.


La habitación no estaba mal, mas o menos en el estilo de las pensiones mas antiguas del camino, pero teniendo lo imprescindible y el baño completo, no pedimos nada más.

Por la tarde, salimos a dar un paseo después de descansar a la plaza del pueblo donde hicimos fotos y tomamos algo. Al siguiente día, nos quedaba la etapa más larga del camino con 25,8 Kms, entre Portomarín y Palas de Rei.





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